El equipo decidió, gracias, nadie sabe que, planear este viaje a través de sur América. Imagino que las inquietudes personales de cada uno y a la charla más cara hasta el momento para mi padre, fue la motivación de esta travesía. La charla más cara porque todo surgió de una improvisada conversación en mi apartamento en la 85 con autopista, que hoy toma forma, en esto.
Al igual que el origen de esta travesía todo su desarrollo es hijo prodigo de la improvisación, ya que cansados de intentar generar una ruta o un método y hasta un presupuesto decidimos arrancar con un destino, un tiempo límite, y tres camisetas junto con sus pantalones.
Así, como se debe vivir la vida, sin itinerario, dimos inicio al primer día de 60, rumbo a Cali. Gracias a unas necesarias fotos con los patrocinadores poco oficiales del viaje, nuestro primer intento de poner orden falló, por lo que la travesía tuvo que ser reducida a la ciudad de Ibagué, ubicada a cuatro horas de la capital.
Gracias a los nervios y a mi también improvisada calidad como fotógrafo, logré disparar estas, desastrosas, pero ilustrativas fotos de la carretera.
Me dio cosa tomarle foto a la avena del Espinal, así que lo vamos a a dejar de ese tamaño.
Desde ahora y para siempre:
No me disculpo por mi ortografía.
Con Cariño.
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