Perú ya había hecho grandes cosas por mi, pero hacerme sentir que hice lo correcto es merito de la sierra. Un viaje por 650 kilómetros de montañas alucinantes, donde, podría decirlo sin temor a equivocarme, sucede este país, me dejo con la certeza de que la moto es el vehículo.
Lo más curioso de este segmento fue que poco o nada me provocó dispara una sola foto, pues estaba seguro que no había nada allí que no fuese necesario ver con los ojos, disfrutar el color, el frío y el miedo, tomarse el tiempo de respirar la sierra es algo que una foto no ilustraría jamás.
Pensar que cada tramo de carretera es una fotografía, hace sentir tímido el dedo de este intento de fotógrafo.
A los 4500 metros el más joven de los pilotos, es decir, yo debió abandonar por un segundo el mando de su moto para echarse al suelo, justo al lado de un lago gracias a un contundente mal de altura, soroche o hipoxia. Situación a pesar de no causar demoras en el itinerario inexistente, si me dejo maltrecho un buen rato.
Por lo demás haber llegado a Cuzco es cumplir la primera meta del viaje y a su vez la primera mitad, los 5000 primeros kilómetros.
“ICARO” el sueño de un navegante
1 comentario:
SERA IMPRESION¿?¿?
Que luego de recorrer virtualmente tu ruta, ya estoy en Cuzco luego de al menos 1.000 Kms desde Lima capita, y todo para ver ruinas¿?¿? sera que la impresión si vale la pena?
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