ENTREVISTA TERRA COLOMBIA
martes, 15 de septiembre de 2009
Día 27 Iquique Antofagasta HORNO PARA CALENTAR LOS MARES
El pacifico no perdona y no hay un horno para calentar los mares. Rodamos por horas junto al mar, hasta llegar a Antofagasta.
Una cuidad de la que no puedo decir nada, pues solo conozco su central de transportes en la madrugada.
Conozco su central de transportes porque mi papá perdió su pasaporte y fue necesario mover a el 30% de la fuerza militar Chilena para traerlo de vuelta.
Lo que sucedió fue lo siguiente: Nos detuvieron en una aduana en Tocopilla, mostramos toda la “Papelería” que cargamos en la moto, con sus sellos, su firmas y estampillas. Mi papá se puso el pasaporte entre las piernas y hasta ahí supimos de el.
Al llegar al hotel en Antofagasta no había rastro del “porte de paso” y luego de una crisis general decidimos tomar un taxi hasta Tocopilla a 3 horas de la ciudad. Curiosamente el taxi no llego por nosotros y como todo el hotel estaba movilizado en torno al papelito de mi papá, un señor, inquieto por lo que sucedía, se acercó y en 30 minutos había toda una coordinación en torno a la traída del pasaporte.
El señor se llama Carlos y trabaja con minas de cobre, es muy “pudiente”. Vive por épocas en este hotel, y disfruta ayudando a la gente. A Carlos no le interesó hablar de nuestras motos, ni de donde veníamos, no quiso saber a cuanto corremos, ni hablamos del problema con Uribe. Por un momento fuimos gente que necesitaba una mano, no aventureros, ni colombianos. Carlos nos expropio de todo y fuimos gente que se ayuda.
Carlos le dijo al carabinero de Tocopilla que debía hacer las cosas por la dignidad del gobierno chileno, argumentando, –Señor carabinero, si a un chileno, en un viaje a Colombia le sucede algo similar, con seguridad nos ayudarían- En ese momento pensé a lo que habría sucedido realmente el Colombia y me quedan muchas dudas el resultado. En este caso el pasaporte apreció intacto, con los doscientos dólares que habitaban silenciosos entre sus visas. Claramente el pasaporte no lo trajeron hasta la camita, fue necesario ir al terminal de transportes, donde un chofer de bus, quizás bajo amenazas de los carabineros, trajo el papel hasta las manos de mi padre.
La espera no fue amarga, cuatro horas a bordo de las historias de Carlos (Gran rescatista de pasaportes) los tuvieron despiertos hasta las 2 de la mañana, hora en que debíamos ir a la terminal. Razón por la que conozco el terminal de Antofagasta en la madrugada, que por cierto luce muy bien a esta hora.
Soundtrack: Illya Kuryaki & The Valderramas
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1 comentario:
DIOS EN ANTOFAGASTA!!!
^Para los creyentes como yo!, solo DIOS puso tanto al Señor Pudiente del Cobre como a Carlos para que los ayudara de la forma en que lo hizo.
Y a pesar de ser solo "viajeros" sin mayor pretensiones que la no de frustarse a si mismos, veo que siempre y en todo momento contaron con la protección de mi buen Dios.
felicitaciones!!!
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