# DE VISITAS

Panamericana Sur

Un viaje desde Bogotá (Colombia), hasta Buenos Aires (Argentina) a bordo de tres Kawasaki KLR 650.
Los pilotos, mi padre y mi tio.
En este viaje la ruta es cosa de cada día.
Y como es imposible preveerlo todo, ninguno aseguro estar listo para arrancar.

Con cariño. -->



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ENTREVISTA TERRA TV

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Conclusiones de viaje

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Día 16 YO SOY SOLO



Yo soy solo, pero en mi habitan multitudes

Maria Del Mar.



La soledad de la moto todavía no ha hecho estragos, al menos en la mayoría del grupo. De haberlos hecho, la uniformidad del daño en los tres pilotos es tal que no se siente.



Llegamos a Nazca, después de 450 kilómetros desde Lima, a lo largo de la costa peruana.



En el trayecto hicimos rayita en una cifra importante para anotar en el viaje, el primer pinchazo. Apenas a cien kilómetros de la capital, la nave azul reporto perdida de aire en tren trasero, obligando a la caravana a detenerse. Una gran sorpresa, el famoso, Finilec, invento de mi padre y sus ancestros no sirve para nada, por esta razón nos vimos obligados a detenernos en una “llantería”.

Allí nos atendió, como se ha vuelto costumbre en este viaje, un gran ser humano, que, a pesar de vivir de la agraciado ejercicio de llantero, tenia grandes dotes de ingeniero, pues su organización y metodología para cambiar una llanta, hicieron de la tarea un juego de niños. Su hijo y ayudante resolvió con destreza los impares de la delicada labor, en la se convirtió un arte..

En la noche anterior, aun en Lima nos dedicamos a hacer un engorroso cambio de aceite, pues el tacómetro marca ya los 4 mil y punta de kilómetros. Mis manos siguen negras.

Sobre Nazaca no hay mucho que decir, si estas ilusionado por la fama que hace gala el pequeño pueblo. Es decir, si quieres vivir Nazca te cuesta 50 dólares por persona, de lo contrario es virtualmente imposible divisar las figuras al nivel del suelo. Motivo por el cual, si no pagas, mi amigo no hay avión, y sin avión lograras ver relieves en el suelo. Como este viaje se distingue por la austeridad, pagamos un sol para montarnos a un inseguro andamio que, en cambio nos dejo ver dos rayitas más, pero aun no es nada para las espectativas de Nazca.

El gran premio del día fue un gran hotel SPA que nos recomendaron en Lima, del que nos han hecho un gran descuento. Acá si saben que nos gusta.

1 comentario:

DelMar dijo...

Esa frase no es mia sai!!!!!!!!
te la conté yo...pero mi mente no llega a tales conclusiones aún.

Te amo, lamento lo de nazca y que buena la pinchada, speratti estaría feliz!